Intolerancia

Aunque ya no sea delito la difamación, no voy a revelar nombres en la siguiente anécdota, como es usual, los motivos no son de su pueril incumbencia.

Resulta que en un lugar que suelo frecuentar, se me ocurre comentar que no soporto la peste a tabaco y que deberían designar un lugar para fumar o mejor aún aplicar la ley que prohibe fumar en lugares cerrados.

Entonces, alguien a quien aún considero una persona sensata, seria y culta, me sorprende con la pendejadota de que estoy siendo intolerante y que debería reflexionar acerca del mundo en el que vivo.

Me costó trabajo recuperarme de la impresión, estamos hablando de alguien que ha escrito artículos de economía en diversas publicaciones, alguien que ha dado conferencias en el Tec de Monterrey y en otras escuelas pedorras con mucho renombre.

El que alguien así te suelte una pendejada digna de Yordi Rosado, es el equivalente a sorprender a Carlos Monsivais viendo telenovelas.

Una vez pasado el shock, me puse a analizar lo que dije, por un momento estuve dispuesto a hurgar en mi afirmación en busca de algo que estuviera mal, el resultado de mi análisis, arrojó naturalmente que mi disertación fue impecable, el diccionario de la real academia define peste como "Mal olor" y como "Cosa que puede ocasionar daño grave"

No hay pues, intolerancia, solo un vocabulario medianamente cultivado.

Pero definitivamente debería haber intolerancia, pedir tolerancia para los malparidos adictos al tabaco es como exigir que seas tolerante con una persona que te mete vodka por el hocico con un embudo, a fin de cuentas no hay razón para tolerar a alguien que envenena tu organismo sin tu consentimiento.

Además, esta persona no me conoce en plan intolerante, ni siquiera se recetó mi post acerca de los fumadores, de seguro si lo llegara a leer obtendría una orden judicial para que no me le acerque a menos de diez metros.

Y en cuanto a lo de "reflexionar acerca del mundo en el que vivo" ¿Pues qué chingados creen que he estado haciendo en este blog de mierda?

Desde enero del 2006 me la he pasado reflexionando contínuamente acerca del pútrido mundo de porquería en el que vivo.

Odio a la gente, y que alguien que casi se gana mi respeto me salga con una pendejadota de este calibre, no tiene nombre.