martes, febrero 07, 2006

Delirio de persecución

El está ahí, dondequiera que miro y hacia donde sea que me dé la vuelta, ahí está.

Mirándome fijamente con su estúpida y extraviada mirada, con una sonrisa que refleja mitad malicia, mitad idiotez.

Le he escupido, lo he pateado y hasta le he arrancado la cara a tiras, pero a la vuelta de la esquina lo encuentro nuevamente, sonriendo, sin un solo rasguño.

Y no es que yo me esté volviendo esquizofrénico, (aún) lo que pasa es que ya estoy hasta los huevos de los anuncios espectaculares, carteles, panfletos, posters, volantes, folletos y calcomanías con la cara de pendejo de Marcelo Ebrard.

Si creen que exagero, o tienen la suerte de no vivir en la ciudad de México, solo vean la cara de este cabrón.

Aquí

Aquí, en el así llamado "ciber-espacio", también estoy destinado a toparme con este imbécil, alzando la ceja como si en lugar del gobierno del DF lo que quisiera ganar fuera un concurso de travestis imitando a María Félix.

Como su partido está al mando en esta ciudad, Ebrard dispone de fondos casi ilimitados, mismos que ocupa en llenar de basura la ciudad.

De hecho todos los candidatos llenan de basura la ciudad.

De hecho, todos los políticos a los que ya eligieron, siguen llenando todas las ciudades de basura...

Con su sola existencia.

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