sábado, enero 16, 2010

El feminismo como lo entienden en el DF

Alguien me dijo que el desprecio y repugnancia que me inspiran las feminazis se origina en el hecho de que no conozco sus causas, que no podría nunca ponerme en su lugar y que ellas solo quieren ser tratadas igual que los hombres.

Ok, lo primero se oyó como la queja estandar de minoría opimida (aunque la realidad no podría ser más diferente, pero ya llegaremos a eso).

Lo que inmediatamente hizo que se activara mi detector de pendejadas fue esa mamada de que "quieren ser tratadas igual que los hombres"

Antes de empezar a analizar la utopía de esta extraviada fémina, permítanme recordarles una cosa, una verdad inmutable que el más largo y conmovedor discurso feminazi no va a cambiar nunca.

HOMBRES Y MUJERES NO SOMOS IGUALES

Bueno, excepto tal vez la cosa esa que canta con los jotos de tokyo hotel, pero ese es caso aparte.

El punto es que partiendo de esa verdad inapelable, solo se desprenden dos posibilidades:

1: ambos sexos son equivalentes
2: uno de los sexos es superior

Teniendo esto muy en cuenta vamos a matar dos pájaros de un tiro, primero vamos a desmitificar esa falacia de que las feminazis buscan igualdad y después vamos a evidenciar por qué no deberían buscarla en primer lugar.

Lo que presento a continuación es a grandes rasgos cómo sería la vida de una hembra en un mundo que no hiciera distinciones de género.

Los primeros años, hasta antes de entrar a la escuela son básicamente la misma cosa, entrando a la escuela obviamente tendría que usar pantalón y no falda, bien, la primera diferencia es de hecho un beneficio, lo malo es que obviamente tendría que llevar el cabello corto, nada a lo que no se pueda acostumbrar.

Desde la primaria hasta la universidad de por sí no hay muchas distinción, solo perderían privilegios protocolarios, como pasar primero a todos lados, tener preferrencia para elegir lugar en el salón y ese tipo de cosas.

Algo que debería considerar es tomar clases de defensa personal, porque eventualmente escuchará el legendario "nos vemos a la salida" con el que suelen pactarse las peleas en la secundaria, si es otra hembra, no habrá mayor problema, pero si hizo enojar a un chavo tal vez termine con uno o ambos ojos morados.

Tendría que levantarse muy temprano para llegar a la escuela, porque el metro no tendría vagones exclusivos para ella, tendría que entrar a empujones como todos los demás y si alguien le da un arrimón va a tener que aprender a hacérsela de pedo en ese momento, porque un policía solo se cagaría de risa si le va con la historia de que alguien le arrimó el paquete.

Supongamos que la hembra de la que hablamos es atípicamente buena para las matemáticas y pudo terminar sin problemas la prepa (recordemos que en este mundo utópico las hembras no pueden aplicar el truco de arrimarle las tetas al profesor mientras le piden con voz melosa que les suba un par de puntos).

Entrando a la universidad tendrá que encontrar un trabajo de medio tiempo, porque cuando sale con alguien, se dividen la cuenta a la mitad, y ya no alcanza con el dinero que sus papás solían darle.

Pero momento, se le olvidó algo importante, no hizo el servicio militar! rayos, si algún día quiere sacar un pasaporte para viajar a otro país va a tener problemas, así que decide hacer el trámite en calidad de "remisa"

Eso implica ir a marchar los sábados, y por supuesto, adiós cabello una vez más, pero esta vez es casquete corto, se alcanza a ver brillar su cráneo entre las púas que quedan de lo que fue su melena a medio crecer.

Termina el servicio, termina la carrera y trata de encontrar trabajo, eso no es tan difícil realmente, a pesar de que no hay cuotas mínimas de porcentaje de mujeres empleadas, recordemos que esta hembra es muy hábil e inteligente.

Aunque no demasiado, ya que un buen día se da cuenta de que está embarazada, decide tener al niño, así que desde meses antes se queda horas extra en el trabajo, sin cobrarlas, porque son a cuenta de los días que vaya a faltar cuando nazca su hijo (en esta utopía no hay doce semanas de vacaciones cuando se tiene un hijo)

Siguiendo la hermosa tradición con la que se han conformado la mayor parte de las familias en México, decide quedarse con su accidente y casarse con el autor de la pendejada.

Bienes mancomunados, por supuesto, porque van a estar juntos hasta que la muerte los separe y no tiene caso hablar de "tuyo" y "mio", a partir de ahora es "nuestro".

Como también es clásico, se divorcian al poco tiempo, su larva todavía ni siquiera camina y el padre quiere quedarse con él, en ésta fantasía igualitaria él tiene una posibilidad real de ganar el pleito legal, quedarse con la larva humana y sangrarle a ella una pensión alimenticia, para la manutención de su pendejada conjunta.

Pierde el juicio y solo tiene derecho a ver a su cría los fines de semana, asumiendo que el padre esté de buenas.

Después de este punto las cosas vuelven a estabilizarse, cualquier mal que la aqueje es más por ser anciana que por ser hembra.

Concluyendo, solo hay dos posibilidades, como dije con anterioridad:

1: ambos sexos son equivalentes

En cuyo caso deberíamos hacer realidad sin demora la utopía previamente postulada, o

2: uno de los sexos es superior

En este caso, la solución es más fácil y no requiere de tanto cambio y trámite, lo único que deben hacer como hembras es

¡CALLARSE EL PUTO HOCICO!




Dejen de estar chingando y disfruten de todos los privilegios que les otorga su inferioridad, disfruten de viajar cómodamente en los primeros vagones del metro como las discapacitadas físicas que son, regodéense en el hecho de que si son un fracaso en sus vidas todavía les queda el recurso de casarse y dejar que las mantengan.

Odio a la rechingada gente, especialmente a las feminazis hipócritas que no saben cuándo es suficiente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No lo pude haber explicado mejor, compañero.